Cuando yo tenía alrededor de 13 años y estaba cursando 8° grado, conocí a una chica… bueno «conocí» a una chica bastante particular, la cual estaba un año mas adelantada que yo.
Un nombre un tanto atípico pero hermoso, para mi describía lo que es. No tuve un contacto directo con ella, mas bien fue gracias a las redes sociales que supe de su existencia por muy irónico que pueda sonar. Al leer su descripción personal en su Hi5 (red social) quedé encantado, gustos similares, pensamientos grandiosos, culta e inteligente, además de dedicarle tiempo al arte como hobby.
¿Qué mas podía pedir yo? Era y es inclusive lo que yo busco en una mujer, no importaba si era mañosa, o antipática, o introvertida, celosa, mandona; simplemente no importaba, si era como se describía, esos eran pormenores que yo hubiese estado dispuesto a afrontar sin problemas.
Un amigo mío la conocía y le pedi que me dijera quien era, cuando me di cuenta dije: «oh! Pero si esa es la chica aparentemente introvertida que siempre andaba cubierta con la capucha, es muy interesante». Pasó un tiempo hasta que yo decidiera finalmente dar algún paso, no fue si no hasta finales del año siguiente (9°) que decidi hablarle, lo cual fue algo totalmente caótico, pues yo para ese entonces era extremadamente tímido y muy susceptible a lo que pensaran los demás, al final la cosa no pasó de un saludo, pero, el año siguiente decidí que debía intentarlo de nuevo…
…CAOS!
Cuando otra persona fue a, a a «re-presentarmela» (volvermela a presentar), sucedió algo similar, las cosas no pasaron de un saludo pero, esta vez fue por el hecho de que al soltar su mano ¡ella se esfumó! Y bueno señores… así fueron las cosas el día en que la conocí, el resto es historia y quedará para otra ocasión.
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