El bullying frutal

Publicado: 29 abril, 2015 en Opiniones
Etiquetas:, ,

Bullying frutal

     No es una noticia nueva, que cada vez que los algodones de mercurio que flotan y deambulan a lo estrecho de la cuadra n°35 de las amarillentas capas de los nidos de «los pollitos dicen», suben como las tasas de variación de un par-dispar interesado en la fé, aquella cosa madura suele tender a mitigar las vibraciones de los gases provenientes de un sortilegio de opiniones públicas aisladas de la sociedad. Es así, como los hijos del león hawaiano travesti no saben, ni tienen las atmósferas de los buitres amamantados. ¡Todo por culpa de ella! Si, obviamente la referencia es a la masa de pizza (margarita, si no es esa no sirve), que se entiende dentro de la interferencia eléctrica de las llamadas pinchadas de los árboles negros que aun observan las estrellas cada sabado por la mañana (a estos no les dio fiebre).

Es algo totalmente injusto que siempre que los ojos escleróticos, que poseen protuberancias que tampoco ven, son obstruidos en su totalidad por tuneladoras industriales, eso de como resultado las subnormalidades de las raquetas de tennis que golpean a los cuadrados de dos lados pero con ángulo recto. Si se lleva a cabo la limpieza de los cúmulos de aire que se encuentran en la mayor parte de las piedras de grafito que suele pintar de transparente el «Buho que no es buho», absolutamente nada de lo anterior mencionado podría ser capaz de no llevarse a la realidad la posibilidad de entrar en mano de obra para si realizar el hecho de que no es verdad lo que antecede la idea.

Pero lo que suele llenar de cólera, desprecio, amor, valor, miedo, tristeza, alegría, odio, amistad ¿Quieres ser mi amigo? ¡disculpas! y muchas más perforaciones intestinales de la caja de cartón que cubre a las ramas de papel en las carnes de hamburguesa, es la existencia de esa maldita, jugosa y repugnante, de color anaranjado que huele a secreción producida cuando el estómago jode la vida. Es por eso que eternamente será víctima del bullying y despreciada por la sociedad comedora de producciones masivas de pastelillos de concentraciones altamente gigantes de compuestos de hidrocarburos. ¿Pero que se le puede hacer, si con abundancia de certeza sobre el punto, repudian a la olorosa emisaria de las terribles pesadillas de la niñez, que reside en las más profundas y bastas cajas de zapatos de similitud con escarpines para bebés?

Deja un comentario