Súper Demo

Publicado: 28 agosto, 2015 en Historias
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Estoy harto de esto

De ver las mismas caras en distintos cuerpos

De ver los mismos hábitos en distintas personalidades

Y ver las mismas personalidades en distintas personas

Mamá, papá no quiero estar más aquí…

Súper Demo

      Era una tarde de viajes, pero no viajes aleatorios, se trataban de empresas hacia lo que se le solía llamar el futuro, algo indefinido, algo totalmente incierto, pero realizado con todas las emociones que podría sentir el que padece distonía, si de un día para otro, dejara de padecerla. Era algo similar a un efecto de hipnosis, a una sustitución de una parte muy importante de nuestro ser que yacía en lo más profundo de cada uno, a tal punto que aquel planteamiento quedaba incrustado dentro de cada esencia personal, a tal punto de reemplazar lo que ahí había originalmente.

En medio de la travesía, en la cual formábamos parte: Un profesor, tres mujeres y un loco que escribe cosas al azar, recordándole inútilmente lo que vivió a aquellos desinteresados en materia de lo interno; las cosas empezaron a tomar un rumbo muy distinto al que estaba previsto. Íbamos, como mucha de la barbarie que también lo hace, destruyendo la vegetación con el CO2 y otros gases tóxicos de nuestro medio de transporte y aún muy lejos de nuestro punto de llegada, vaya usted a saber quién, toma la decisión de dejar el trayecto hasta ese punto, en donde todavía faltaba mucho por recorrer ¿Cuál era la razón? La ausencia de alguna persona de cierta relevancia para el desenvolvimiento de las actividades que íbamos a realizar, al parecer.

En el ínterin, el trio de damas se ha puesto a hacer una de las cosas que más me repugnan de nuestra especie, se han puesto a divagar sin objeto alguno dentro de los aspectos más superficiales de la sociedad que nos rodea, he de describir de qué clase de seres indeseables estoy hablando y criticando con ahínco, pero eso será tarea de letras más adelante, entretanto, para no volverme loco, vomitar y retorcerme sobre mí mismo en un ataque de epilepsia consciente, vamos a hablar de lo que estaba sucediendo en primer plano con cierta intercalación también en segundo plano y era mi diálogo con el profesor.

Un hombre bien vestido, pero no de muy buen porte a decir verdad, quizá compensaba su falta de carácter que debería ir implícito en su presencia, fabricando una artificial mediante su vestimenta, pero esa es harina de otro costal. Este ser humano que trata de manera errática que sus corderitos enviados por mami y papi capten lo que él sabe sobre determinada área, conversaba conmigo cual colega, quién sabe, quizá en mi encontró mayor confort que con las chicas o quizá su aburrimiento, provocó por acción inercial que hablara con el más callado del viaje, no obstante, yo le presté atención a sus extraños consejos y recomendaciones que sinceramente dejaban mucho qué desear, oí toda su cháchara y sinceramente llegó a un punto en el cual, sencillamente ya no recuerdo de que diantres me hablaba. Era un diálogo bastante extenso y en medio de él, tomó la errónea postura que asumen muchos docentes que creen que son autoridades, subestimando a su receptor y dirigiéndose hacia él como si fuese un niño que necesitaba específicamente “sus” consejos para la vida.

Como bien mencioné anteriormente, mi conversación con mi ahora amigo el profesor, sucedía de manera intercalada o más bien, interrumpida, pues, al darse cuentas las jóvenes mujeres de lo que estaba sucediendo con el “pobre” narrador, que no le quedó de otra más que entablar diálogo con un ser humano que se gana la vida impartiendo clases (Mayoritariamente eso es lo que hace, ganarse la vida, puesto que de enseñar sabe muy poco), intentaron “rescatarme” de semejante “tortura” a la cual yo estaba siendo sometido ¿Y cómo lo hicieron? Pues torturándome ellas con sus cuentos sobre las personas que conocían y conocíamos, empezando a “profundizar” sobre el tan habitual color de mi vestimenta y el silencio que me caracteriza. Era algo increíble, pues, no era la primera vez que afrontaba semejante situación, tal experiencia ha sido frecuente en mi vida, en distintos lugares, con distintas culturas y subculturas, frente a brechas abismales de instrucción entre cada caso y con alguna gente que se podría decir que no está tan vacía.

En fin, había pasado de las garras del lobo a la boca del lobo, o quién sabe, quizá el asunto era al revés, pero en ese caso, el lobo estaba jugando conmigo antes de atacarme, pasándome por entre su boca y devolviéndome a sus garras. Ahora estás tres féminas bastante jóvenes, de muy buena apariencia física y buen gusto por la música, se enarbolaron en cada uno de los aspectos de la apariencia de cada quien, cual Albert Einstein y Niels Bohr discutiendo el modelo atómico, no podía faltar por supuesto, el tema de las modificaciones corporales y el ya malgastado discurso de “Es que eso te da originalidad y personalidad, además de que lo llevas por toda tu vida” “Es algo hermoso” “Es arte en la piel” y entre otras babosadas que se ha creído la gente, simplemente para justificar que cual tendencia popularizada por Andy Warhol, les proporciona una añadidura especial como seres humanos.

Lo peor del caso, era que ellas creían que yo de verdad estaba interesado en oír en un tono ignoto y arrogante como el del profesor, aquella verborrea que aunque parezca mentira, es difícil salvarse hoy por hoy, esté donde se esté.

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